Tras la fundación de la ciudad de Santiago, Pedro de Valdivia vio surgir la necesidad de consolidar su empresa de conquista a través de la mantención de un contacto permanente con el Virreinato del Perú. Para ello, necesitaba contar con un lugar de avanzada donde sus tropas pudieran descansar y alimentarse. Nace así La Serena, la segunda ciudad más antigua de Chile, la cual fue fundada por el capitán Juan Bohón con el nombre de Villanueva de La Serena, el 4 de septiembre de 1544.
Cinco años más tarde, después de su fundación, y cuando recién comenzaba a cimentar su historia, una sublevación de los indígenas provoca la muerte a casi todos los españoles, destruyendo e incendiando al poblado en respuesta a los abusos y ruptura cultural que sufrían. El 26 de agosto de 1549, Pedro de Valdivia ordena al capitán Francisco de Aguirre refundar la ciudad bajo el nombre de San Bartolomé de La Serena (patrono de la ciudad), en el mismo lugar donde hoy se levanta la Plaza de Armas.
Tiempo después, el 4 de mayo de 1552, el Rey Carlos de España le confiere por cédula real el título de ciudad al pueblo de La Serena.
En tanto, la ciudad sufre los continuos ataques de los piratas, siendo Francis Drake quien abriría la ruta del Pacífico a los corsarios. Bartolomé Sharp, en 1680 y Edward Davis en 1686, causan gran temor en la población obligando al amurallamiento fortificado de la urbe en 1730, realizado con aporte de los propios vecinos ante la negativa de la Corona de financiar la obra construida con adobe o tapias.
En 1920, comienza a gestarse un nuevo auge económico por la minería del hierro, la que atrae a capitales y contingente humano, originándose un nuevo cambio en la estructura urbana. Entre 1948 y 1952 comienza a gestarse el “Plan Serena”, proyecto en el cual se renueva la ciudad con inversiones y remodelaciones urbanas que le imprimirían un sello único en el país. Así comienza a afianzarse en el rol de servicios, a rescatar y a desarrollar un estilo arquitectónico propio, denominado Renacimiento Colonial.
Actualmente, la ciudad disfruta de un estilo arquitectónico propio, lo que la caracteriza frente a las demás ciudades del país, conservando antiguas construcciones de estilo colonial, siendo muchas de ellas importantes Monumentos Nacionales.
Hoy La Serena experimenta un marcado desarrollo en torno al turismo. Sobresale su gran variedad de recursos culturales y naturales, entre los que se encuentran hermosas playas totalmente descontaminadas a lo largo de la atractiva Avenida del Mar, aire puro, clima ideal y atractivos lugares para disfrutar; avenidas, parques, valles, etc. Todo ello se conjuga con la presencia cultural a través de la existencia de museos, arquitectura, observatorios astronómicos, artesanía y folclore.